Comunicar es un acto de conquista diaria y por eso siempre se escribe en presente ya que los éxitos de ayer son tan solo recuerdos y los sueños de mañana no pasan de ser incertidumbres.
En un plano general, cuando hablamos de comunicación, estamos hablando en forma implícita de lo social, del poner en común, de construir conocimiento a través del intercambio de formas de ver la vida para construir una red laberíntica de múltiples sentidos. Por más que enredemos la comunicación con términos rebuscados y con la jerga marketera, cuando hablamos de ella estamos hablando implícitamente de lo social, de poner en común. Así no podemos limitarla como una simple transmisión de información en la que existe un receptor y un emisor. Estamos hablando de la comunicación como red en la que lo que existe son interceptores de sentido y en la que los participantes son como una especie de nudos que van tejiendo esa inmensa telaraña a través de la cual viajan los mensajes. En esa medida todos somos parte de esa red múltiple, laberíntica, diversa, de posibles caminos y rumbos que suponen la comunicación como una con – versación, es decir, con varias versiones que nos posibiliten un acuerdo.
Por más que enredemos la comunicación, siempre estamos hablando del acto social básico de poner en común
En la comunicación corporativa, los contenidos son el hilo mágico que nos permite tejer esa inmensa red de sentidos múltiples y posibles, de conversaciones entre seres únicos, es decir diferentes, de diálogos más no de monólogos. Está probado y es un hecho, que lo esencial y lo fundamental es y seguirá siendo el hecho simple de poner en común. Antes que la tecnología, antes que la jerga, la clave está en el qué decir, en el contenido capaz de comunicar una idea, un concepto, una marca. Presos del afán y la impaciencia estamos más preocupados por el empaque que por la esencia, por el cómo que por el qué.
La comunicación corporativa se ha enfrascado en la seriedad y la arrogancia. No existe la intención de explorar nuevas formas de contar.
Hay elementos fundamentales en la construcción de los relatos corporativos para que logren ser creíbles, que al fin y al cabo es el nombre del juego. En muchos casos no basta con la verdad. Se necesita de muchos elementos para que nos crean:
* Historias redondas: Como hemos dicho, la comunicación es un hecho eminentemente humano y como tal debe responder a las características mismas de un ser humano. Es decir, el hombre tiene un ciclo vital: nace, crece, en algunos casos se reproduce y siempre, siempre, muere. Es decir, es una historia con un principio, un desarrollo y un final.
Las historias inconclusas corren el riesgo de perderse. Las historias sin principio son confusas. Las historias sin desarrollo son aburridas.
* Sencillez: que se refiere tanto a la construcción de lo que escribimos como a las palabras que utilizamos. Es huir de lo difícil de leer, de lo complicado, de lo artificial. En resumen, escribir naturalmente es procurar que las palabras y las frases sean las propias que el tema exija.
*Claridad: Como hemos dicho, cada persona, cada ser humano, cada trabajador ocupa un lugar en el espacio. Físicamente nadie puede ocupar el lugar de otro sin desplazarlo y por ende las formas de ver las cosas son necesariamente distintas. Es por ello que se hace indispensable tener en cuenta la heterogeneidad y la multiplicidad de formas de ver y de interpretar que tiene el público al que va dirigido nuestro contenido. Por eso se exige la elaboración de textos de comprensión inmediata que no obliguen a una relectura. Solamente escribe claro quien piensa claro. Por eso resulta fundamental saber bien los objetivos que perseguimos al elaborar un escrito. Aunque no sea un ejercicio que se haga comúnmente, por lo menos al principio, mientras se tiene práctica, ayudaría mucho, antes de escribir, sacar en claro lo que queremos contar, lo que tenemos para contar y la forma en que lo queremos contar.
* Conciso: Un texto conciso es aquel que expresa lo que es y nada más. No necesariamente por decir más cosas, con mayor cantidad de palabras y de frases, se logra decir más. Esto depende de la utilización de las palabras adecuadas. La concisión resulta un elemento fundamental en el lenguaje que utilizan los medios sociales.
* Cadencia: Cualquier historia requiere de un ritmo interno, es decir, que exista cierta melodía que haga que la lectura de un texto esté exenta de baches que hagan que el interés decaiga. Obviamente no hay fórmulas. Sin embargo el delimitar las ideas a través de la utilización de los signos de puntuación ayuda mucho. Idea. Punto. Idea. Punto.
Los relatos en las empresas, muchas veces dejan de lado y pasan por alto el hecho simple que las organizaciones están constituidas por seres humanos, que ríen, que sueñan, que tienen miedos, que saben, que entienden y por eso los comunicadores corporativos tenemos el deber y la necesidad de contar historias que conecten.
Comments