La semana anterior, el mundo se conmocionó con la muerte por suicidio del reconocido chef Anthony Bourdain, dos días después del de la diseñadora Kate Spade. Estos, por ser de personas reconocidas en todo el planeta, llamaron la atención. Frente al mismo tema suicida, existe un reconocido mito urbano llamado el club de los 27 para referirse a un grupo de músicos populares como Kurt Cobain, Amy Winehouse, Jimmi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison que se suicidaron antes de cumplir esa edad. Semanas atrás, Netflix, estrenó la segunda temporada de 13 Reasons Why, la serie adolescente que relata la historia de Hannah Baker, una adolescente de 16 años, que se suicida luego de sufrir episodios continuados de bullying y maltrato. Como era de esperarse por el tema, la polémica fue mundial, porque hablar del suicidio encierra muchas consideraciones sobre todo de carácter moral y religioso. Lo fácil es hablar de desvarío, locura, depresión, cobardía para enfrentar la vida, atentar contra la voluntad divina y aunque todo puede ser cierto, es un debate que tiene muchos ángulos.
La Organización Mundial de la Salud-OMS, estima que “la frecuencia del intento de suicidio es 20 veces mayor que la del suicidio consumado. En la población general mayor de 15 años, la prevalencia de las tentativas, se señala de un 3% al 5 %. Se calcula que en un año se suicidan en el mundo más de 70 mil personas”. Paradójicamente, países considerados entre los más felices son los que presentan las mayores tasas de estos incidentes: EEUU, Canadá, Dinamarca. Islandia, Irlanda, Suiza, Noruega, Australia son los que encabezan el listado.
Hablar de suicidio, genera polémica porque tiene que ver con la moral y la religión
En Colombia no es un tema menor. Según cifras de Medicina Legal, el año anterior se reportaron 2175 suicidios, casi seis diarios, incluidos menores entre los 5 y 9 años. De acuerdo con el mismo reporte, el rango de edad que deja más casos, es de 20 a 24 años, seguido de las edades 25 a 29 y 30 a 34, con un porcentaje mayor de hombres de casi un 70%. En nuestro país, el intento de suicidio no está penalizado, pero sí el ayudar, inducir o instigar a otra persona a hacerlo y contempla penas de 1 a 6 años de prisión, dependiendo de la existencia o no de una intención humanitaria. Sin embargo, la legislación dice que el Estado, aún con medios coercitivos, debe proteger a las personas de sí mismas cuando padecen incapacidad psíquica, inmadurez o carecen de plena autonomía.
El Ministerio de Salud afirma que en nuestro país, las personas que padecen trastornos mentales y del comportamiento y aquellas que tienen trastornos por consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas, tienen mayor probabilidad de presentar conducta suicida, al igual que quienes han tenido eventos críticos en su vida, como perdidas de un ser querido, del empleo, separaciones, crisis económicas o todas juntas.El mismo Ministerio habla que la conducta suicida está constituida por cuatro elementos: la idea suicida que es un pensamiento intencional de acabar con la vida. Hasta ahí solamente es pensamiento. El paso siguiente es el plan suicida, en el que las personas empiezan a evaluar formas, despedidas, cartas. Posteriormente, viene el intento en si mismo, que es pasar de la idea a la acción, definida como “ una conducta potencialmente lesiva auto-infligida y sin resultado fatal”. Finalmente, está el suicidio que es cuando la muerte ocurre por cualquier método auto infligido.
En Colombia, el intento de suicidio no se considera delito, pero sí el ayudar o inducirlo
¿Qué puede llevar a una persona a pensar en el suicidio? Aunque hay muchas explicaciones médicas, filosóficas y antropológicas, en realidad solamente lo sabe el que lo intenta o el que lo logra. Como más que de la muerte, de lo que se trata el suicidio es de la vida, las consideraciones religiosas, no se hacen esperar, ya que muchas de ellas consideran a Dios como su único dueño, por lo que atentar contra la existencia es atentar contra El. Aquí, las posiciones son variadas, todas válidas, todas posibles.
Lo único cierto es que sin importar los credos o la condición social, la vida es demasiado corta como para morirse tan temprano…
Publicado originalmente en Suave y Profundo
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